domingo, 5 de julio de 2009

Sobremesas de ventilador, melón y vuelta a España

Luego estás perdido y aunque puedas asomarte a la ventana y ver el horizonte o saber que en el suelo, junto a tu silla, hay una moneda de dos céntimos por la que Nacho se agacharía, no recuperas el espacio, sigues perdido a pesar de que estés en tu cuarto frente a la pantalla. Puedes saber la latitud y la longitud a la que estás, google es formidable, puedes ver una foto de tu portal por el qdq, pero aun así puedes continuar vagando desorientado y confuso durante horas por el espacio. Un minuto después levantas la cabeza y recuperas la verticalidad, sonríes y sabes dónde no estás, compruebas que las tardes de verano ya no son aquellas sobremesas de ventilador en las que tu madre repartía las rajas de sandía mientras papá y Jose miraban con embeleso la última etapa del tour de Francia o una escapada épica de Indurain en la vuelta. Regresar a donde no estás hace que añores lo que tuviste. Incluso puedes añorar lo que no tuviste y ver en una foto la casa de tus abuelos en Béjar y pensar cómo serían aquellas tardes de canícula cuando ni siquiera había televisión o ventilador.

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